miércoles, 10 de diciembre de 2014

Cosas que hasta ahora me ha enseñado la vida

NUNCA, jamás, te niegues a probar algo nuevo.

Nunca digas no a un regalo, toma y agradece.

Regala siempre que puedas, lo que sea que tengas dalo, aunque sea un abrazo, una tarjetita, una sonrisa, tu tiempo, cualquier cosa, pero siempre sé generoso.

No duermas más de lo necesario ni te levantes tarde, ni los domingos. La vida es para aprovecharse.

No te excedas en la comida ni te quedes con hambre. La comida es para disfrutarse y las cosas se disfrutan más con moderación. Créeme, así es aunque a veces no parezca.

Siempre sonríe cuando conoces a alguien por primera vez, no importa si crees que jamás volverás a verlo. Y nunca tengas miedo de saludar a alguien que no conoces. Siempre sonríe cuando saludes, aunque sea por teléfono.

Modula tu voz, siempre es más agradable conversar con alquien que tiene una voz agradable. Procura ser alguien con quien es agradable conversar, nunca sabes cuándo necesitarás ser escuchado.

Confía en el otro, la confianza genera confianza y la mejor amiga de la confianza es la honestidad.

Sé comprensivo, sé empático con el otro, todos tenemos nuestras heridas y nuestros desatinos, pero no pienses por ellos que el otro no te quiere. Todo se soluciona hablando, con amor y sin juzgar.

Aprende, todo lo que se deje, y déjate asombrar por todas las pequeñas cosas. Nunca sabes cuándo o de dónde puede salir una idea o una lección nueva, y nunca jamás te niegues a nuevo conocimiento.

Aprecia los pequeños placeres de la vida, habrá días en que no necesitarás nada más para ser feliz, y ser feliz es lo importante.

Vive en el momento, aprende a disfrutar incluso las cosas que crees que no te agradan. Mientras más te abres a la vida, más generosa es ella contigo.

Baila. Baila, no importa si te sientes muy ridículo, entonces enciérrate en tu cuarto y baila, pero baila. Ya verás que un día poco te importará lo que piensen de ti y bailarás como si nadie te estuviera viendo. Porque es verdad, nadie te está viendo.

No tengas miedo de ponerte ropa diferente, eres tú quien le da la personalidad a la ropa y no al revés. Pero nunca dejes tampoco que tus pertenencias cambien tu actitud.

Sé humilde, sé sencillo, así tendrás más cosas de las que verdaderamente valen.

Manténte en contacto con tus amigos, pero no te aferres si tu amistad no es correspondida. Muchas veces los mejores amigos salen de donde menos lo esperas.

No te apegues, todos los cambios son excelentes. No importa qué tan oscuras sean las trancisiones, siempre hay un arcoiris al final de la tormenta.

Medita, ora, ten fé en Dios. Salta al vacío si es necesario, exista o no Dios, si saltas lo peor que puede pasar, es que conozcas algo nuevo.

Nótese que no usé numeraciones. Nada es más importante que nada cuando se trata de vivir, y seguramente cabe mucho más entre renglones.